En los hospitales de la Comunidad de Madrid (CAM), las unidades del dolor se han convertido en un recurso clave para quienes conviven con dolor persistente. Estos servicios multidisciplinares tratan el dolor como una enfermedad, combinando técnicas intervencionistas y apoyo psicológico para mejorar la autonomía, el ánimo y la calidad de vida de los pacientes.
Su abordaje integral busca reducir el sufrimiento y acelerar la recuperación. Según la International Association for the Study of Pain, el dolor crónico afecta al 20% de la población europea, la mitad de los afectados lo sufre a diario y uno de cada tres ve limitada su autonomía, lo que genera además un importante impacto social y económico por las bajas laborales.
El dolor crónico, un problema creciente de salud pública
Esta realidad que afecta a la calidad de vida de miles de personas, exige un enfoque asistencial especializado, capaz de integrar a distintos profesionales y tecnologías avanzadas. Precisamente aquí es donde la Fundación Jiménez Díaz (FJD) ha reforzado su compromiso con las personas con dolor crónico con la reciente apertura de su nueva Unidad del Dolor. Un servicio especializado que ayudará a mejorar la vida de estos pacientes y que está equipado con un equipo multidisciplinar formado por anestesiólogos, fisioterapeutas, psicólogos y personal de enfermería. Una unidad que, además, incorpora técnicas mínimamente invasivas, medicina intervencionista, programas de rehabilitación funcional y apoyo psicológico orientado a mejorar la gestión del dolor. Su diseño está orientado a ofrecer una atención más personalizada y reducir los tiempos de espera para acceder a tratamientos que, en muchos pacientes, pueden marcar la diferencia entre vivir con incapacidad o recuperar una vida activa.
La iniciativa de la FJD adquiere especial relevancia si se tiene en cuenta la enorme magnitud del problema a nivel nacional: según el último Barómetro del dolor crónico en España, el 26% de la población adulta española padece dolor crónico, lo que equivale a más de 9 millones de personas. Ese porcentaje supone casi tres de cada diez españoles. Y dentro de este grupo, las mujeres resultan especialmente afectadas: un 30,5% declara padecer dolor crónico, frente al 21,3% de los hombres.
Madrid, una red consolidada de unidades del dolor
La Comunidad de Madrid ha hecho un esfuerzo significativo para incrementar en los últimos años la atención por dolor crónico que ahora se refuerza con la apertura de la nueva Unidad del Dolor de la Fundación Jiménez Díaz. Una incorporación se suma a una red consolidada de unidades de dolor en hospitales del Servicio Madrileño de Salud, muchas de ellas de carácter multidisciplinar.
En la CAM destacan la Unidad Multidisciplinar para el Estudio y Tratamiento del Dolor del Hospital Universitario Ramón y Cajal, que lleva más de 25 años funcionando, está acreditada con el máximo nivel (Nivel IV) por la Sociedad Española del Dolor, lo que refleja su carácter pionero y de referencia en el tratamiento integral del dolor crónico y agudo.
Otro ejemplo es la Unidad del Dolor Crónico del Hospital Universitario Puerta de Hierro, especializada en casos complejos, que trabaja junto con otras unidades especializadas y con seguimiento desde la atención primaria para mejorar la calidad de vida del paciente.
La Unidad del Dolor del Hospital La Paz, con más de tres décadas de trayectoria, atiende a más de 50.000 pacientes adultos cada año y cuenta además con una Unidad de Dolor Infantil pionera, que trata alrededor de 60 niños al año y realiza unas 1.300 sedaciones.
La unidad del Hospital de La Princesa atiende unos 9.000 pacientes anualmente y alrededor de 30 personas al día. Además, ha sido reconocida en los premios Best in Class por la calidad de sus unidades de Dolor y Dolor Oncológico, consolidando su papel como centro de referencia en este ámbito.
Otros hospitales públicos, como el 12 de Octubre, el Clínico San Carlos o el Hospital Universitario de Torrejón, también cuentan con áreas especializadas para el manejo del dolor, aunque de menor tamaño y complejidad..
Aliviar la presión asistencial y mejorar los tiempos de acceso
Los datos del número de pacientes con dolor crónico que atienden estos hospitales da una idea de la presión asistencial que soportan estas consultas y el acceso a estas unidades no siempre es rápido. En este contexto, la nueva Unidad del Dolor de la Fundación Jiménez Díaz no solo amplía la capacidad de tratamiento, sino que también puede contribuir a aliviar la presión asistencial redistribuyendo pacientes y ofreciendo más opciones dentro de la red pública madrileña. Para las personas que viven con dolor crónico, disponer de más unidades, mejor dotadas y con menos demora, significa algo tan básico como poder volver antes a trabajar, caminar sin miedo o dormir sin dolor.
La puesta en marcha de la nueva unidad pone el foco sobre la importancia de continuar ampliando y descentralizando estos servicios. El dolor crónico no solo limita la capacidad laboral, sino que aumenta el riesgo de ansiedad, depresión y aislamiento social. Tener acceso a profesionales especializados en un plazo razonable evita que el deterioro físico y emocional avance y permite iniciar tratamientos adaptados a cada caso. Por ello, contar con una red sólida de unidades del dolor resulta esencial para garantizar que todos los pacientes reciban una atención adecuada, independientemente de su hospital de referencia.