El Hospital de Emergencias enfermera Isabel Zendal nació en 2020 para hacer frente al Covid-19 y aliviar la presión hospitalaria, como un hospital flexible ante crisis sanitarias. Tras cumplir un papel decisivo en pandemia y a pesar de las críticas iniciales, en la actualidad se ha consolidado como centro especializado en atención para pacientes con ELA; neurorrehabilitación y enfermedades neurodegenerativas. Desde su apertura, el Zendal ha tratado a más de 19.000 pacientes en sus tres pabellones, diseñados para adaptarse a distintas necesidades asistenciales y ahora albergará, además, el Instituto Experimental del Cerebro. En paralelo, se ha convertido en la sede del SUMMA 112 y en un laboratorio de referencia en salud pública.
Papel decisivo en la contención del virus
Con una superficie de 80.000 metros cuadrados y construido en tiempo récord durante la primera ola del Covid-19, el Zendal resultó decisivo para contener el virus y acoger a los pacientes afectados, registrando 9.881 ingresos en 2020, 8.918 en 2021 y descendiendo drásticamente a 963 en 2022, coincidiendo con el fin de la fase aguda de la pandemia y la reorganización de su actividad.
Tras convertirse uno de los mayores hospitales monográficos del Covid más grandes del mundo y un referente internacional en el tratamiento a estos pacientes, ahora es pionero en la atención a las personas con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), gracias a su Centro de Diurno especializado en esta patología que se estrenó en abril del año pasado. Este año tiene previsto abrir un Centro de Neurorrehabilitación Funcional, destinado a la recuperación del daño neurológico en niños y adultos, así como a la hospitalización de lesionados medulares que contará con la tecnología más avanzada en este campo de actividad. En estas actuaciones el Gobierno regional tiene previsto invertir 11 millones de euros, que servirán además para la puesta en marcha del Instituto Experimental de Neurotecnología de Salud del Cerebro, que entrará en funcionamiento este próximo año. Un paso más que permitirá la investigación y el progreso científico de enfermedades neurodegenerativas de tanto impacto como la demencia, el Parkinson o el Alzheimer.
Así, el pabellón 3 del Zendal gozará de dispositivos de vanguardia para el diagnóstico médico de patologías neurodegenerativas, entre ellos resonancias magnéticas de alto campo que optimicen su análisis y detección precoz, así como recursos de ingeniería biomédica e Inteligencia Artificial, que mejorarán la calidad asistencial y de vida de los pacientes. Uno de los proyectos más innovadores es la creación de un Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Alta Resolución, con espacios adecuados y equipos de última generación para pruebas de laboratorio, radiografías, ecografías, tomografías computerizadas (TAC) y resonancias magnéticas abiertas.
Una historia reciente pero intensa
El Zendal entró en funcionamiento con el objetivo de dotar a la sanidad pública madrileña de la suficiente capacidad para aliviar al sistema hospitalario regional de potenciales presiones asistenciales en momentos de pandemia u otras emergencias sanitarias y como continuación del dispositivo asistencial de emergencias habilitado por la Comunidad de Madrid en IFEMA. Desde entonces, su papel ha trascendido la pandemia. Ha sido un centro clave de vacunación, con 2.265.998 dosis administradas contra el Covid-19, 3.019 contra la gripe y 361 contra la viruela del mono. También se convirtió en un punto de acogida para refugiados ucranianos tras la invasión rusa en 2022.
Casi cinco años después del comienzo de su andadura el Hospital Zendal se mantiene como una infraestructura única de la sanidad pública madrileña para la atención de emergencias o catástrofes en caso de necesidad. Actualmente, su pabellón 2 mantiene en permanente disposición unidades de Cuidados Intensivos (UCI), Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI) y espacios de hospitalización, preparados para activarse en menos de 48 horas si la situación lo requiere.
Desde abril de 2022 funciona además como centro de media estancia con una Unidad de Recuperación Funcional (URF) para la rehabilitación motora de los pacientes, con servicios de logopedia, terapia ocupacional y psicológica, y de cuidados de continuidad en régimen de hospitalización o ambulatorios, contabilizando hasta un total de 969 ingresos. A medida que el Zendal avanza en su transformación, afronta nuevos retos: garantizar una plantilla estable, consolidar su modelo asistencial y reforzar su papel dentro del sistema sanitario madrileño. Lo hace con un enfoque vanguardista basado en la investigación y el desarrollo, aspectos clave para seguir evolucionando y dejar atrás su imagen inicial de "hospital de pandemias".